José Ramón Saiz | Editorial Los Cántabros
Al llegar al tomo noveno se puede hacer este balance: más de dos mil doscientas páginas acompañadas de unas cinco mil imágenes. El periodo que analizamos coincide con el I Centenario como Ciudad, acontecimiento al que dedicamos treinta y dos páginas. Entre otros acontecimientos de la vida local, destacamos la puesta en marcha del Boulevard-Ronda, la obra más modernizadora de la ciudad al crear una red de comunicaciones por el interior de la ciudad con espacios para ciclistas y peatones, bautizada popularmente como ruta del colesterol. Otro hecho importante representó la inauguración, en 1994, del hospital comarcal de Sierrallana, después de iniciarse sus obras –especialmente los accesos, que exigieron un fuerte presupuesto– a partir de 1987.
El encierro de Sniace en las primeras semanas de 1993 logró dos efectos: por un lado, la extraordinaria solidaridad con la problemática social de los trabajadores afectados por repetidas regulaciones temporales de empleo y despidos, hecho que se proyectó a nivel nacional, y por otro la crisis irreversible de una empresa que avanzaba lentamente hacia su práctica desaparición. Tiempo de manifestaciones en defensa del empleo que sacaron a las calles a miles de torrelaveguenses, respuesta que se repitió con motivo de la huelga general de 27 de enero de 1994 que paralizó la ciudad.
En nuestro recorrido por las calles, en esta ocasión hemos elegido Mártires, tan antigua como la propia historia de la Villa. Una calle que conserva la Casa de los Escudos –la más antigua de la ciudad– además de mantener el espíritu de un pasado aristocrático como recuerda el palacete del Conde de Torreanaz, hoy convertido en Biblioteca Pública Gabino Teira. En Mártires vivieron, en diferentes etapas, Francisco de Ceballos, primer Marqués de Torrelavega, en cuya mansión pernoctó Alfonso XII; Ramón Fernández-Hontoria, Conde de Torreanaz y Alfonso Pidal y Chico de Guzmán, Marqués de Pidal.
De las biografías con proyección nacional destacamos la del actor Julio Núñez Merino, figura de primer nivel en los espacios dramáticos de Televisión Española, además de dos artistas de gran calado: Higinio Sainz Abascal, que fuera profesor de dibujo del Marqués de Santillana y que como artista de la piedra realizó muchas de las esculturas del nuevo templo erigido en honor de la Patrona de la ciudad. El otro artista es Luciano García Herreros, Chanete, considerado introductor de la serigrafía.
En general, doscientas cincuenta páginas y más de quinientas imágenes que ilustran el acontecer local de los años intermedios de la década de los noventa en la que se vislumbraban importantes cambios supranacionales. Para Torrelavega los momentos comienzan a ser delicados, con una crisis industrial que se irá agudizando año tras año, sin que se tomaran decisiones en los distintos niveles de gobierno.
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