José Ramón Saiz | Editorial Los Cántabros
La historia de medio siglo del templo de la Virgen Grande, de la parroquia San José Obrero (1970), se aborda en esta obra editada por el Ayuntamiento. A través de 128 páginas se destaca que Torrelavega recuperó el lugar histórico del origen de la Villa y de la iglesia centenaria de la Vírgen de la Consolación con la inauguración, en 1964, del templo que tras la sabia decisión del párroco, Teodosio Herrera, acogió a la Patrona de la Ciudad.
En el libro de José Ramón Saiz se desvela el momento en el que don Teodosio anunció la construcción de un templo sobre las ruinas que dieron origen a la Villa, anunciando que su construcción se financiaría íntegramente con los donativos de los fieles. Fue así como, peseta a peseta, se lograron los 24 millones que costó. Con una estructura arquitectura novedosa para aquellos tiempos, el templo parroquial cuenta con una bóveda o cúpula impresionante compuesta por 144.000 ladrillos con un peso de 600 toneladas, cúpula que se fabricó por completo enTalleres Obregón y que se instaló con gran ingenio en una etapa en la que todavía no existían grúas.
Los capítulos de la obra discurren desde los orígenes de la Villa hasta el anuncio, construcción e inauguración del templo, hecho este que aconteció el 15 de agosto de 1964. También recoge la formación en 1955 de una comisión pro-restauración, la colocación de la primera piedra un año después y las biografías de los dos párrocos que han regentado la parroquia desde que se creó en 1970: Teodosio Herrera y Jesús Fernández.
Al mismo tiempo se recuerdan en sus páginas los sacerdotes más emblemáticos que desde hace medio siglo pasaron por el templo: desde José López Hoyos, que dirigió, además, elInstituto Marqués de Santillana, pasando por el organista José Luis Casta, el coadjutor Emilio Revuelta, Carlos Guerra, Fernando Meruelo, Aurelio Vigo y, en especial, Pedro Sandi y Amable Pelayo.
Muchas de las fotos del libro se deben al buen hacer de Hilario Terán, propietario de Droguería Hilario, que como excelente fotógrafo realizó numerosas imágenes de la construcción del templo. En su comercio de la calle Ave María, instaló don Teodosio su oficina para seguir a pie de obra las vicisitudes de la construcción de un templo que embellece el centro de la Ciudad.
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