En el nombre de Sixto

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Consuelo Berges comentó alguna vez que la historia de la familia Gutiérrez Cueto merecía ser contada, y lo hizo sin saber que su propia vida sería una de las razones más válidas para hacerlo. Medio siglo después, su idea se plasma en esta suma de relatos entrelazados, porque la vida y los anhelos dan vueltas, repitiéndose, y el amor es magia que trasciende la muerte.